martes, 21 de mayo de 2013

I KM Vertical Guijo de Santa Bárbara:



El pasado sábado estuvimos en el Guijo de Santa Bárbara para disputar la primera prueba de KM Vertical de Extremadura (después de su cancelación a última hora el año pasado que me dejó con las ganas de correrla). Era la segunda vez que participaba en una prueba de este tipo pero aún antes de correr tenía buenas sensaciones pues es un estilo que se adapta más al mío. Yo lo de correr rápido en llano no lo llevo muy bien, soy más de subir y bajar y de saltar por las piedras, pelearme con la vegetación y esas cosas de las carreras de verdadera montaña. A lo largo de la semana la meteorología se encargó de pintar de blanco las cumbres de la sierra para poner la guinda a una carrera que, ya por méritos paisajísticos propios, será recordada como una de las más espectaculares en las que he participado.


Llegamos al Guijo sobre las 16:00h, la carrera comenzaría a las 17:30h, oscuras nubes tapaban el final del recorrido. Esta vez se han animado a acompañarnos mis padres y Marga y también la familia de Javi. Entre los de Jerte y los de Tornavacas casi juntamos más de la mitad del público presente. Nos informan, mientras recogemos los dorsales, de que en la cima está nevando y que es posible que tengan que recortar un poco el recorrido debido a las malas condiciones meteorológicas. Mientras esperamos, charlamos, nos cambiamos y va avanzando la tarde, se alternan pequeñas lloviznas y claros que dejan pasar un caluroso sol. No tenemos muy claro si vamos a pasar frio o calor pero los momentos en los que las nubes dejan ver el recorrido hacen que se me haga la boca agua. El paisaje es espectacular y estoy deseando que pasen los minutos para disfrutar de esos caminos.


El calentamiento por las calles del pueblo ya nos permite hacernos una idea de cómo van a ser las rampas a las que nos enfrentaremos. Caliento con Ismael hasta la salida del pueblo y volvemos a la plaza poco antes de la salida. Se vuelve a nublar bastante y la parte alta del recorrido vuelve a taparse con gran cantidad de nubes negras. Control de dorsales y justo antes de la salida empiezan a caer gotas de lluvia sobre nosotros. La cosa se pone divertida y mi corazón empieza a acelerarse por la excitación y por la bebida energética que he cometido el error de tomarme.


Suena la bocina y salimos disparados, ansiosos por comernos las primeras rampas. Intento salir a buen ritmo para coger un buen sitio cuanto antes pues, una vez lleguemos a las primeras veredas, será más difícil adelantar y proteger la posición. Me mantengo en los primeros puestos durante toda la subida del pueblo, con Javi y Susi a mi lado, lo que me hace pensar que quizá voy más rápido de lo que puedo permitirme pero por ahora voy bien. Las piernas responden correctamente y el corazón, aún yendo rápido, todavía aguanta el tirón. En el primer tramo técnico me pongo detrás de Susi y decido intentar mantener su ritmo mientras pueda, eso me ayudará avanzar más deprisa. Poco después, en un pequeño cruce, Jose nos avisa de que nos hemos confundido de camino y nos toca retroceder unos metros con la consiguiente pérdida de tiempo y posiciones.


Después de superar una pequeña calzada, llegamos a una pista encementada en la que empiezo a notar como mi corazón parece salirse del pecho. En algunos momentos tengo que andar unos metros para bajar pulsaciones y me pasa Susi, me pasa Jose (intento no perderle de vista pues se que compartimos categoría y posiblemente tendré que jugarme el podio con él), me pasa Juan Antonio y me pasa otro chico que no conozco. Me propongo no perder más posiciones y me pongo a rebufo de éste último durante las primeras trochas aprovechando para bajar el ritmo de mi corazón y darle un pequeño respiro a mis piernas. Poco después decido pasarle y alcanzar a Juan Antonio que está un poco más adelantado. Con él hago la subida hacia el refugio peleando con el barro y las rocas sueltas en la zona más vertical de la carrera. A medida que nos acercamos al avituallamiento del refugio me doy cuenta de que puedo ir mejor que él y veo a Jose un poco más arriba así que me hago a un lado y aumento el ritmo. Es el momento de ir a su encuentro.


Decido no tomar nada en el avituallamiento para no parar pues ya veo la banderola de la meta en lo alto y quiero intentar alcanzar a Jose antes de llegar, al fin y al cabo en esa lucha puede estar el podio, mi primer podio. Agacho la cabeza, agarro fuerte mis rodillas y me concentro en aumentar mi ritmo de ascenso. Poco a poco voy superando balizas entre la vegetación y acercándome cada vez más a Jose. Llegamos a una pequeña zona llana con una fina alfombra de nieve en la que ya lo tengo muy cerca. Los dos aprovechamos este pequeño “descanso” para trotar y ganar algo de tiempo. La meta está un poco más arriba. Estoy bastante cerca de él. Podría intentar pasarle. En mi cabeza se debaten dos pensamientos. 


Por una parte quiero correr, sé que tengo fuerzas para hacerlo y veo la posibilidad de alcanzar por primera vez un podio (quizá mi única posibilidad debido al nivel que suele haber en el resto de carreras y que esta es la que quizá más se adapte a mi estilo). Por otra parte, Jose lleva toda la carrera delante de mí, nos conocemos, nos llevamos bien. No me parece justo arrebatarle la posición en los últimos metros (tampoco estoy seguro de que hubiera podido hacerlo). Intento echar cuentas de los que han llegado por delante. No puedo asegurarlo pero creo que vamos 2º y 3º de nuestra categoría y me parecería feo esprintar para adelantarle. Si no nos hubiéramos conocido quizá lo hubiera intentado pero no debo de ser tan competitivo como pensaba, así que decido no forzar y mantener esta posición. Llegamos a meta donde nos esperan, al “fresco”, Fernando, Pedrito y compañía para sacarnos algunas fotos y felicitarnos por la carrera. Al final consigo llegar el 8º en la general y 4º en mi categoría y Jose se lleva el merecido tercer puesto (ahora ya tengo excusa para atacar la próxima vez, si es que la hay, jejeje). Esperamos a Juan Antonio y, después de un ratillo de charla, iniciamos el descenso animando a los que aún están sufriendo y haciendo su carrera. Disfrutamos de las espectaculares vistas que tenemos delante y que no hemos podido disfrutar durante la subida.


Llegamos al refugio y comemos algo. Después de un ratillo de charla y felicitaciones con Javi, Susi, Kiko, Teo y algunos más, nos echamos unas cuantas fotos de grupo y continuamos el descenso en un pequeño grupillo siguiendo las balizas de la subida. Dejamos atrás unas cabras monteses que ni siquiera hemos visto al bajar y tenemos que observar desde la lejanía. Continuamos bajando por las veredas y pistas hasta llegar al pueblo donde nos reciben nuestros familiares y amigos con gritos y aplausos. Es una gozada tener este recibimiento después de las espectaculares vistas que hemos tenido en la bajada y de la intensa y bonita carrera que hemos disfrutado en la subida.


La entrega de premios, aunque tarde y un poco desordenada, también fue bastante emotiva ya que estamos empezando a acostumbrarnos a ver a nuestros amigos y compañeros en el podio. Javi se llevó la carrera demostrando que este año ha trabajado muy duro y está en un gran momento convirtiéndose en el referente. ¡Te lo mereces! Enhorabuena de nuevo, ya te dije que esta también te la llevabas. Susi también consiguió subir al podio, se hizo con un meritorio tercer puesto haciendo que la presencia tornavaqueña quedara más que clara en el Guijo y en las carreras por montaña extremeñas. 


Por nuestra parte Pedro y Jesús se hicieron con el primer y segundo puesto de la categoría masculina de veteranos dejando claro que los de Jerte también queríamos protagonismo, a ello también contribuyó Ismael con el primer puesto de la categoría Junior haciendo una carrera fuera de serie y llegando a meta en 15º puesto con tan sólo 3 minutos más que yo. Enhorabuena a ti también porque con el poco tiempo que llevas estás demostrando una gran progresión.


A mí me tocó la medalla de chocolate (que por otra parte no está nada mal tampoco pues nunca había estado tan arriba en la clasficación) y nuestro presi tuvo que conformarse con hacer una buena carrera en un recorrido que no es de su estilo y después de haber estado un par de semanas sin haber podido entrenar como es debido.


La próxima cita pendiente con el Circuito Extremeño y con la Copa de Extremadura de Carreras por Montaña la tendré en Aldeanueva de La Vera con la famosa Pencona que este año dicen que será más dura (subiremos hasta La Panera antes del descenso). Por mi parte estoy deseando que llegue el momento de medirme con ella pues es otra prueba que me gusta y que se adapta bastante bien a mi estilo. Este año me la tomaré con más calma pues mi cabeza estará ocupada en la cita del siguiente fin de semana con la X Travesera Integral de los Picos de Europa y mi debut en la larga distancia en una edición que estará cargadita de nieve hasta los topes. Hasta entonces habrá que conformarse con entrenar. Seguiremos informando.

lunes, 6 de mayo de 2013

I Cereza Extreme. Reto superado:



El pasado fin de semana ha supuesto un nuevo paso en esto de moverme por la montaña. Esta vez no ha tenido que ver con correr, más bien con moverme a buen ritmo por ella intentando superar el máximo desnivel posible con vistas al 15 de junio cuando tengamos que medir nuestras fuerzas con los Picos de Europa. El entrenamiento que teníamos previsto para este pasado sábado tenía nombre y apellidos (como los buenos retos que salen en la tele aunque este haya sido menos mediático). En este caso el nombre que le puso Luis, su padre, fue “CEREZA EXTREME” y, aunque al principio me pareció un nombre gracioso, tengo que admitir que lo de Extreme se lo ha ganado con creces, ya no sólo por la distancia (55km) o el desnivel acumulado (ronda los 12000m)  que no son moco de pavo, si no, sobre todo, por la dureza y extrema tecnicidad de sus subidas y bajadas en línea recta campo a través. A pesar de que tuvimos que volvernos sin completar el recorrido inicial que teníamos planeado por falta de tiempo podemos y debemos estar orgullosos del trabajo realizado y, después de haber vivido la experiencia, nos quedamos más tranquilos de cara a la Travesera.


La idea del recorrido surgió de un recorrido de entrenamiento de Luis que, poco a poco, fuimos endureciendo y alargando en distintas salidas durante estos pasados meses. Como esta vez sería la última que coincidiríamos los dos antes de la Travesera se le ocurrió la idea de hacer un entreno que pudiera darnos una idea más clara y objetiva de si estábamos o no verdaderamente preparados para superar lo de Asturias. Decidimos introducir un cambio en nuestra ruta habitual, para endurecerla un poco más, y duplicar el recorrido para conseguir un desnivel similar al que nos encontraríamos en junio (aunque en kilómetros nos quedamos cortos y no tienen nada que ver nuestros montes con los Picos de Europa, eso es lo que menos nos importa). El jueves por la tarde estuvimos preparando toda la logística de la prueba: estudiamos detalladamente el perfil del recorrido para intentar obtener unos tiempos de paso aproximados, preparamos y situamos los avituallamientos sobre el mapa y comprobamos el material obligatorio para tenerlo todo a punto.


El viernes por la noche, tras una “siestecilla” de dos horas, una duchita para relajarme, un buen plato de macarrones con huevo cocido y atún y una bebida energética para ponerme las pilas me ponía en camino, acompañado de mis padres, hacia la Plaza de la Independencia de Jerte (como buen reto había que salir desde dentro del pueblo y con público, nada de salir a “hurtadillas” como hemos hecho más de una vez). 


Allí nos están esperando nuestros familiares, amigos y parejas para despedirnos como a los grandes (hago hincapié en esto de “grandes” porque así es como nos sentíamos… parecía que, esta vez, nuestras locuras habían cuajado bien y nos habían tomado en serio, lo cual es muy de agradecer pues ese plus de confianza depositada en nosotros nos ayudó mucho a lo largo del día). Bueno, pues tras un ratillo de sosiego para calmar los nervios conversando y preparando por enésima vez el material antes de salir sonaron las doce campanadas del reloj y, tras los besos de despedida de nuestras chicas y las palabras de ánimo de nuestros amigos y familiares, nos pusimos en marcha dejando atrás la plaza de Jerte para comenzar nuestra aventura.


Comenzamos nuestro ascenso por el Reboldo de Jerte con paso firme, calmando los nervios con los primeros kilómetros de subida. Llegamos al Collado de Las Losas y nos enfrentamos a la primera bajada para llegar al Refugio en unos 40 minutos. Cruzamos el Puente Sacristán e iniciamos el ascenso hacia La Panera. A unos metros del sendero de Los Pilones dejamos, colgado de unas ramas, el que será nuestro primer avituallamiento para la vuelta y continuamos ascendiendo en la oscuridad de la noche empezando a sudar a pesar de que la temperatura va descendiendo rápidamente. 


Conseguimos coronar el Canchal de La Panera sobre las 2:30h. Vamos bien de tiempo, recortando lo que teníamos previsto. En la cuerda la temperatura es muy baja y se nota la helada que está cayendo. A pesar de no tener frio en el cuerpo tengo que sacar los guantes porque mis manos empiezan a entumecerse del frio. Poco después iniciamos el técnico descenso hacia la Garganta de Tormantos disfrutando de unas maravillosas vistas de La Vera con las luces de todos sus pueblos alumbrando el horizonte. Llegamos abajo sobre las 3:15h y rápidamente nos ponemos en marcha para la vuelta. El ascenso es duro y nos concentramos en la luz del frontal para guiar nuestros pasos y en nuestros pensamientos para superar la subida lo más rápido posible. Recorremos rápidamente la cuerda e iniciamos el descenso desde La Panera hacia temperaturas más cálidas cuando la luna hace su aparición. 


Conseguimos llegar al primer avituallamiento (justo antes de llegar al sendero de Los Pilones) sobre las 5:30h, en el tiempo que teníamos previsto. A partir de aquí se terminó el recortar tiempos sobre lo que teníamos planeado ya que tampoco habíamos tenido en cuenta el tiempo que perderíamos en los avituallamientos. Comemos algo para reponer fuerzas y nos ponemos en marcha con la siguiente ascensión hacia Las Carretas.


Cruzamos la Garganta Chica, dejamos lo que nos ha sobrado del avituallamiento escondido de la vista de los turistas para no causar impacto ambiental y recogerlo a la vuelta e iniciamos la subida por la ladera del Collado de La Encinilla. La noche es cerrada aún y con la luz del frontal no podemos distinguir bien las zonas con escobas más altas lo que hace más difícil el ascenso. Poco a poco vamos ganando la batalla contra los pequeños robles que pueblan la ladera a medida que el cielo se va iluminando con la salida del sol. Llegamos a la cima de Las Carretas cuando comienza a amanecer, entre las 6:30h y las 7:00h. No vamos del todo mal, tan sólo unos minutos de retraso con respecto a lo que habíamos planeado. Iniciamos el descenso hacia el puente de Las Majadillas ya sin necesitar el frontal para iluminar el camino. 


Llegamos a la garganta sobre las 7:30h e iniciamos la ascensión hacia Los Pinos por el arroyo del Canchal del Guarro, la nueva zona que hemos introducido esta vez para incrementar distancia, desnivel y dificultad. La subida es bastante técnica y muy vertical lo que nos ralentiza mucho. Llegamos a una lanchera bastante grande por la que corre el agua y tenemos que trepar por las rocas para continuar nuestro camino. Después de un pequeño susto debido al desprendimiento de una roca en la que intento apoyarme para subir y que me hace terminar lleno de agua y barro, conseguimos superar el obstáculo y continuamos ascendiendo poco a poco entre la vegetación a medida que va amaneciendo. Llegamos a Los Pinos sobre las 8:45h después de un largo y duro ascenso que nos hace perder mucho tiempo.


Iniciamos el descenso recibiendo los primeros rayos del sol en la espalda concentrados en utilizar las zonas más libres de vegetación para perder el menor tiempo posible. Después de una larga bajada en la que tenemos bastante suerte con el recorrido elegido, conseguimos llegar a Las Rejollás sobre las 9:20h y al Puente Largo de Jerte sobre las 9:45h (un cuarto de hora después de lo que teníamos planeado). Allí nos esperan mi madre, Fátima y Trini para recibirnos y ofrecernos el segundo avituallamiento. Hemos conseguido terminar la primera parte del recorrido, la primera vuelta, con unos 30km y unos 3200m de desnivel positivo. Devoro el tupper de macarrones con huevo cocido y atún, algo de fruta y otra bebida energética. Luis aprovecha para ponerse el pantalón corto y cambiarse de camiseta (yo olvidé comentárselo a mi madre y tengo que seguir con la camiseta sudada y las mallas térmicas de la noche anterior ahora que el sol empieza a impartir su justicia).


Después de comer y despedirnos nos ponemos en marcha sobre las 10:15h con la ilusión intacta pero con las fuerzas algo más mermadas. Decidimos continuar andando pues la ganancia de tiempo no compensa la pérdida de energía y nos queda aún mucho camino por delante. Iniciamos el ascenso desde Las Rejollás después de las 10:30h. Los primeros pasos de subida se hacen duros después del breve descanso pero pronto las piernas entran en calor y el avituallamiento hace efecto. 


Ascendemos un poco más lentos de lo que esperábamos pues la subida se hace más dura con el sol y la acumulación de metros positivos en nuestras piernas. Decidimos ir un poco más despacio para mermar lo menos posible nuestras fuerzas y coronamos Los Pinos sobre las 11:30h.


Nos encaminamos en línea recta hacia la bajada por la ladera del Canchal del Guarro para alcanzar de nuevo el puente de Las Majadillas. Como el ascenso nos pareció bastante peligroso por la mañana decidimos desviarnos un poco hacia la derecha para asegurar la bajada. El camino quizá es más seguro pero también se convierte en la parte más técnica y extrema de todo el recorrido debido a la abundante vegetación, la verticalidad de la bajada y la gran cantidad de rocas sueltas que nos encontramos por el camino y que castigan bastante nuestras articulaciones. 


Descendemos poco a poco y llegamos al puente de Las Majadillas sobre las 12:40h. Cogemos agua para el ascenso pues hace bastante calor, apenas hay nubes en el cielo y el sol no ofrece descanso. Nos ponemos manos a la obra con la subida sin perder más tiempo pues vamos con bastante retraso con respecto a los planes originales.


Llegamos a la cima de Las Carretas sobre las 13:30h, con una hora de retraso y con las fuerzas ya algo tocadas. Descansamos un poco en la cima y avisamos a mi hermano de que llegaremos algo más tarde al tercer avituallamiento. Iniciamos el descenso hacia la Garganta Chica peleando de nuevo contra los pequeños robles y las escobas que pueblan la bajada por La Encinilla. Alcanzamos el cruce de la Casa de la Luz a las 14:45h. Como mi hermano, que se encarga del tercer avituallamiento, aún no ha llegado decidimos esperarle a la sombra cerca del refugio. 


Cuando por fin llega en la bici con una mochila enorme comemos algo, nos cambiamos (por fin puedo ponerme el pantalón corto), aprovechamos para embadurnarnos en crema de protección solar y, tras un breve descanso, nos despedimos de él y nos ponemos en marcha con la última parte del reto sobre las 15:45h. El sol calienta con fuerza en lo alto a estas horas y, debido a que llevamos dos horas de retraso con respecto a nuestros planes, decidimos ascender con calma hasta La Panera y, en función de la hora a la que consigamos coronar, afrontaremos la última bajada a la Garganta de Tormantos o decidiremos volver a casa desde el Canchal de La Panera. 


Durante la subida Luis tiene algunos problemas musculares que nos hacen reducir el ritmo de ascenso y decidimos hacer cumbre en el Canchal de La Panera y volver a casa ya que podríamos alargarnos demasiado si decidimos realizar el descenso (y posterior ascenso) a la Garganta de Tormantos. Conseguimos llegar a la cima sobre las 17:45h. Como hemos decidido eliminar el tramo de la Garganta de Tormantos nos quedamos en unos 5700m de desnivel positivo y algo menos de 60km, lo cual no está nada mal teniendo en cuenta el terreno por el que hemos realizado las subidas y bajadas y que aún tenemos que ascender del Refugio al Collado de Las Losas. 


Satisfechos con nuestro trabajo iniciamos el descenso hacia Jerte bajo un sol abrasador. El descenso se hace corto pensando ya en el final de la aventura y llegamos al Puente Sacristán sobre las 18:30h. Tan sólo nos queda ascender hasta el Collado de Las Losas para ver Jerte antes de la última bajada por El Reboldo. Esta última subida, aunque corta, se nos hace muy dura con las fuerzas ya bastante mermadas y tenemos que realizar pequeños descansos durante la ascensión coincidiendo en uno de ellos con Alfonso que está por allí con las cabras.


Conseguimos coronar el Collado de Las Losas e iniciar el descenso sobre las 19:15h. Ya sólo nos queda bajar por El Reboldo hasta el pueblo. Las conversaciones se vuelven más animadas y nos suben el ánimo haciendo que se olviden las molestias musculares y el cansancio. Al llegar la altura del cruce de Las Vegas decidimos hacer el último tramo del recorrido corriendo haciendo uso de las últimas fuerzas que nos quedan en la reserva.


Llegamos de nuevo a la plaza de Jerte a las 19:45h donde nos reciben nuestros familiares y amigos (mi madre y mi hermano deciden esperarme en casa para dejarme disfrutar el momento sin agobios) con una lluvia de aplausos y felicitaciones. Han sido casi 20 horas, 55km y 12000m de desnivel. Sabíamos que iba a ser duro pero no tanto. El hecho de haberlo conseguido, de haber sabido superar cada dificultad correctamente, de haber conseguido gestionar nuestras energías hasta el final, unido todo al apoyo que hemos recibido durante todo el día y durante los días previos, nos hacen estar en una nube durante un buen rato. Comentamos con nuestros amigos los detalles de la aventura, las alegrías y las penas por las que hemos pasado y todas esas cosas que se cuenta uno cuando termina una aventura de este calibre. Tenemos la suerte de tener a Dani en la llegada para documentarla con buenas fotos (como ya hizo con la salida). 


Ahora tan sólo queda esperar al 15 de junio para ir a conquistar Asturias. Sabemos que estamos preparados para ello. Cruzaremos los dedos para que todo salga bien e intentaremos disfrutar tanto o más de lo que hemos disfrutado este sábado. Por último me gustaría dar las gracias a todas aquellas personas que han estado detrás de este reto pues sin ellas no habría sido posible. A Luis, por enésima vez, por inventarse estas aventuras, por compartirlas conmigo y por todo lo que aprendo cada vez que compartimos entrenamiento. A nuestros familiares (en especial a aquellos que se han ocupado de los avituallamientos, mi madre, mi hermano, nuestras chicas…) por aguantarnos y por sufrir y emocionaros con nosotros y por sentir este reto como algo tan vuestro como nuestro. Y por supuesto a todos esos amigos que han estado acompañándonos de una u otra manera haciendo que nuestras piernas pesaran menos y que nuestro ánimo siempre estuviera por las nubes. ¡¡Muchas gracias por todo a todos!! Esperamos compartir muchas más aventuras con vosotros.