miércoles, 29 de agosto de 2012

Salida nocturna por la Garganta de Los Infiernos:


El pasado sábado 25 de agosto, después de varias “calabazas” deportivas debidas al Día Joven de Jerte, decidí salir en solitario a estrenar mi nuevo frontal con una salida nocturna por la Garganta de Los Infiernos. El recorrido elegido es sencillo y conocido a la perfección para evitar cualquier problema que pudiera surgir debido a la escasa visibilidad. Conclusión obtenida: La gran cantidad de matices que afloran en la oscuridad y que no podemos disfrutar con la luz del día es un placer para la mente y los sentidos. El silencio de la noche roto tan sólo por los sonidos de la naturaleza, el murmullo del agua a su paso por Los Pilones, el canto de los grillos o el movimiento de las hojas de los árboles… El hecho de limitar el campo de visión al pequeño cerco de luz que tengo frente a mis pies potencia el resto de sentidos haciéndome gozar aún más de mi entorno. Considero esta actividad altamente recomendable debido al placer que proporciona aunque es muy importante tomar todas las precauciones posibles para evitar accidentes.

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

A las 22:00  horas, cuando la luz del sol ya había desaparecido por completo, me pongo en marcha calentando desde casa hasta el puente de Jerte. A partir de aquí enciendo el frontal y me centro en el pequeño haz de luz que ilumina mis pasos mientras asciendo por Los Sotos hacia el camino de los Tres Cerros. Durante esta primera ascensión voy concentrado en acostumbrar mis ojos a la oscuridad para visualizar correctamente los obstáculos y, sin sudar demasiado, recorro los senderos del Reboldo hasta llegar a la pista de los Tres Cerros. Bajo un tramo de unos 500m de pista para adentrarme en el atajo que me llevará hasta el mirador del Chorrero de La Virgen y, mediante una pequeña bajada, llego al sendero que une Las Merinas con la calzada de Los Pilones. Desde aquí puedo ver, en lo alto del reboldo, las llamas de un pequeño incendio. Intento llamar a emergencias por teléfono pero es imposible, no hay cobertura. Decido continuar con el entrenamiento y mirar el móvil de vez en cuando para llamar en cuanto me sea posible. Vaya veranito de incendios...

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

Llego a Los Pilones y continúo por el sendero que los une con el refugio. El fuego sigue brillando en lo alto e intento aligerar el paso para llegar cuanto antes a algún lugar con cobertura. Mis ojos parecen haberse acostumbrado a la reducida visión nocturna y puedo correr más rápido sin temor a tropezarme. He cogido confianza, olvido mis miedos para sentirme libre y centrarme en el resto de mis sentidos. A lo largo del sendero disfruto con el sonido del aire, el frescor de la noche, el sonido del agua y los grillos y el murmullo de las hojas de los árboles a mi paso. Paro en la fuente para beber un poco y continúo con la carrera. De fondo me parece escuchar el sonido de algún camión subiendo por las pistas. Supongo que puedan ser los bomberos. 

Foto: Daniel García (www.gardan.es)

Finalmente veo el refugio. Hay bastante luz. Parece que alguien estuviera pasando la noche allí (más tarde queda confirmado). En principio iba a bajar por el refugio para coger la pista hasta el Collado de Las Losas (ya había informado a mi hermano del recorrido por si ocurría algún desagradable incidente durante el entrenamiento) pero estoy disfrutando tanto y me siento tan bien que decido cruzar la Garganta Chica y subir por el pequeño y empinado sendero hasta el Puente Nuevo. Al otro lado de la garganta veo unas luces que me buscan en la oscuridad. La cruzo y me paro para hablar con tres chicos que han subido a dar aviso a los bomberos a algún lugar con cobertura. Me comunican que el fuego ya está prácticamente extinguido. Cruzamos unas cuantas palabras más y continúo mi camino.

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

El sendero parece menos empinado de noche pero también más peligroso y decido concentrarme de nuevo en mantener mis pies bien apoyados en el suelo. Poco a poco voy ascendiendo, cruzo el arroyo y salto por las rocas hasta comenzar el pequeño descenso con vistas a la garganta que me llevará hasta el Puente Nuevo. Este es un tramo bastante técnico y, a pesar de la confianza y comodidad que siento con la visibilidad nocturna, y que me hace ir bastante más rápido de lo que pensaba, procuro concentrarme más aún para evitar algún tropiezo. Después de una pequeña pero dura subida y un corto tramo de calzada llego al Puente Nuevo. Recupero un poco el aliento disfrutando de las vistas y sonidos que la noche me ofrece y me pongo en marcha de nuevo.

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

La subida por la estrecha calzada a la luz del frontal es una gozada. Concentrado en el placer que siento mis piernas no se cansan y subo bastante rápido deleitándome con las sensaciones que provocan las vistas y sonidos de mi alrededor. Cuando llego a la pista de arriba decido bajar hacia el sendero de La Venta, por donde discurrió la II Carrera por montaña Garganta de Los Infiernos, para evitar encontrarme con los perros de Alfonso. También me sirve de excusa para alargar un poco más el recorrido por una zona más disfrutona y técnica. A lo lejos veo las luces de la gente que ha subido a apagar el fuego. Aún huele a humo pero ya no se ven llamas, es un alivio. Continúo por el sendero esquivando los robles que atraviesan el camino hasta llegar a la pista y subo por ella hasta alcanzar el Collado de Las Losas donde me adentro en el tramo de bajada de la Ruta de Carlos V.

Foto: Daniel García (www.gardan.es)

Esta bajada es muy divertida y, si ya es espectacular de día, a la luz del frontal es aún más atractiva. Bajo todo lo deprisa que mis piernas y la visibilidad me permiten. Me concentro en dar bien las zancadas para evitar tropiezos y de nuevo me siento feliz en la noche. Me siento libre y ajeno a todo lo demás mientras disfruto de la bajada. No hay problemas, ni miedos, ni crisis... sólo placer. Los tramos de sendero que recorren el Reboldo me llevan lejos en mis pensamientos hasta que llego a la zona de pista forestal. En este tramo el disfrute es menor y parece más artificial, pero la noche le da ese toque mágico que hace que siga corriendo con una sonrisa en la boca. 

Foto: Angel Vicente Simón (www.fotografiaynaturaleza.com)

Por último llego a Las Pedrizas, el hecho de pisar una pista más transitada y lisa me hace volver a la realidad. Apenas 3 kilómetros me separan del fin de la aventura. Mis piernas aún no están cansadas y me apetece seguir perdiéndome en la noche disfrutando de todas estas sensaciones pero es momento de volver a casa y, con velocidad de crucero, pongo el piloto automático hasta llegar de nuevo al puente con mi mente ocupada en el recuerdo de las sensaciones que he vivido esta noche. Es la segunda vez que salgo a correr de noche y la primera vez que lo hago solo. Si algo tengo claro después de esta salida es que no tardaré en repetirlo. Las sensaciones de placer y los sentimientos de libertad se multiplican en la noche y compensan de sobra la falta de visibilidad o la posibilidad de algún pequeño accidente (que también ocurren de dia).

Foto: Daniel García (www.gardan.es)

Debido a la inexistencia de fotos de esta salida he decidido adornar la entrada con imágenes nocturnas de los alrrededores del recorrido tomadas por unos amigos: Tente y Dani. Estas imágenes están protegidas bajo licencia CreativeCommons. Os invito a visitar sus páginas web: (Dani: www.gardan.es ; Tente: www.fotografiaynaturaleza.com ).
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domingo, 19 de agosto de 2012

Escalando en Solana II:


Hoy cambiamos de tercio y toca escalada. Es mi segundo día en roca. El primero fué hace apenas un par de semanas y, a pesar de atreverme con una vía facililla aún seguía teniendo bastante miedo a las alturas. Hoy me he atrevido con un par de vías bastante más altas y parece que el miedo empieza a disiparse y deja paso a buenas descargas de adrenalina. Buen sabor de boca.


A las 7:00h de la mañana hemos salido de Jerte hacia Solana de Ávila. La tarde anterior hubo un fuego cerca de la zona donde íbamos y aún por la mañana seguía saliendo bastante humo. El helicóptero ha estado también esta mañana apagando nuevos focos. A nuestro favor el humo tapaba un poco el sol mañanero y nos permitía trepar sin pasar mucho calor.


Esta mañana hemos tenido la suerte de ir con dos amigos bastante experimentados que nos aconsejan y van abriendo vías para que podamos practicar. Para mi es el segundo día. Para Marga su primera vez. Dani, Juan y Benito también son principiantes. Sólo Carlos y Laura tienen experiencia y son los encargados de indicarnos cómo empezar. 


La mañana va avanzando. Carlos y Laura van abriéndonos vías y nosotros vamos turnándonos para subirlas. Benito es el primero. Se le da bastante bien y rápido llega arriba a pesar de ser el único sin pies de gato. Juan también sube con bastante facilidad hasta la cima. Dani sube el tercero y, con cierta dificultad consigue llegar arriba, su via es algo más complicada. Le toca el turno a Marga, se estrena. A pesar del miedo inicial consigue subir con relativa facilidad y tocar la chapa. 


Por último es mi turno. No puedo negar que el temor está presente pero me rápido me animo a subir. La verdad es que se me hace corto. En ciertos momentos tengo alguna duda, incluso hay un punto en el que tengo que cambiar de ruta por la imposibilidad de seguir hacia arriba pero termino llegando bastante rápido y, antes de darme cuenta, estoy bajando sintiendo la satisfacción de haberlo conseguido.


Laura y Carlos siguen abriendo nuevas vías algo más difíciles para que sigamos practicando y el sol empieza a asomarse por encima del humo. Empieza a hacer calor. Nosotros seguimos turnándonos para ascender. Juan y Benito son los primeros en animarse con las nuevas vías. Dani, Marga y yo realizamos un segundo intento por las vías anteriores que aún no hemos subido. 


Dani se atreve con una vía relativamente fácil pero con un comienzo complicado. Poco antes Juan había sido capaz de conseguirla. Tras varios intentos fallidos decide dejarlo por falta de fuerzas. Benito también lo intenta y, también tras intentarlo varias veces sin suerte, decide subir por un lateral para evitar este primer paso. Sin más dificultades consigue llegar arriba. Mientras, Marga intenta subir otra vía que también tiene un tramo complicado y también tiene que abandonar por falta de fuerzas. 


Yo intento subir por el tramo que Dani y Benito no han conseguido superar. Tras dos o tres intentos fallidos y con los brazos ya cansados, intento llegar con un salto hasta algún sitio donde cogerme con las manos y, al no conseguirlo, me traigo un recuerdo en forma de arañazo para casa. Finalmente decido imitar a Benito y saltarme ese primer tramo para conseguir hacer la vía. Sin más dificultades y, soprendentemente, sin miedo a la altura, consigo terminarla.


Mientras tanto Laura y Carlos han abierto otra vía con algo más de encanto y dificultad. Sólo Juan y Benito se atreven con ella. Marga, Dani y yo nos retiramos y nos dedicamos a hacer fotos y dar “consejos” desde la grada. Empieza a hacerse tarde y ya hace calor. Mientras Laura y Carlos hacen una última vía recogemos el equipo. Es hora de irse a casa.


La verdad es que no esperaba subir con la facilidad con la que lo he hecho esta mañana y mucho menos esperaba vencer el miedo a las alturas pero hoy me he sentido cómodo. La compañía habrá hecho gran parte del trabajo, supongo. Además hemos podido disfrutar de una mañana bastante buena y, al ser tan poca gente, hemos podido practicar más. Espero que volvamos pronto. Creo que he pillado un nuevo vicio. Ahora sólo falta tiempo para todos ellos.

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sábado, 18 de agosto de 2012

II Conquista del Valle:



La II Conquista del Valle, ruta MTB oficial del mes de agosto del Club Deportivo Jerte. Una ruta consistente en visitar todos los pueblos del Valle del Jerte inmortalizando la visita en una foto a modo de puesta de bandera. Debido a su longitud y a las temperaturas del mes de agosto decidimos adelantar la salida una hora. 


A las 8:00 horas salimos de la Plaza de la Independencia de Jerte un gran grupo de socios y amigos. Es un placer ver la buena acogida que están teniendo nuestras rutas de MTB y el hecho de ver siempre alguna cara nueva que se anima a acompañarnos. 

 
Primera Conquista: Tornavacas. La subida por la carretera N-110 no da mucho juego y la realizamos a ritmo constante y tranquilo para no dividir demasiado al grupo. Llegamos al pueblo en unos 35 ó 40 minutos. Bajamos hasta la plaza y posamos para la foto de rigor. Primer pueblo conquistado de la mañana. Bajamos por la calle del pueblo hasta llegar al cordel que une Tornavacas con Jerte. Algunos realizan la bajada por la cuesta de Santa María y otros nos atrevemos con el paso por la Ruta de Carlos V, mucho más técnico y divertido. Poco después, en Las Pedrizas, nos unimos a los demás y continuamos la bajada hasta llegar al Puente Largo de Jerte donde paramos para reagruparnos antes de continuar. Seguimos juntos por Las Vegas hasta el Polideportivo de Jerte y por el camino real hasta La Pesquerona de Cabezuela. 


Segunda Conquista: Cabezuela. Cruzamos el puente metálico sobre el rio y poco después llegamos a la plaza. Otra foto. Otra conquista. Cruzamos el pueblo y nos encaminamos hasta la temible subida del Conejero. Es la primera subida seria del día y a más de uno se le atraganta. Me pongo en cabeza y cojo mi ritmo. Poco a poco me voy quedando solo. Cuando llego al final de la subida nos reagrupamos de nuevo y aprovecho para sacar unas cuantas fotos según va llegando la gente. 


Una vez juntos, continuamos por la carretera de la Irida con dirección a la carretera de Piornal. La subida es más tendida ahora y vamos intercambiando las posiciones en el grupo de cabeza. Podemos aprovechar para relajar un poco las piernas y recuperar las fuerzas. Nos van a hacer falta.


Tercera Conquista: Piornal. Una vez llegados al cruce con la carretera de Piornal comienza la segunda subida de la mañana. Una subida por carretera bastante cómoda pero larga y dura. Una confusión en la cantidad de kilómetros que quedan para llegar al pueblo hace que, de nuevo, me quede solo. Cuando por fin llego a Piornal aprovecho para sacar unas fotos con los que van llegando mientras esperamos al resto.


Decidimos ir hasta la plaza para esperar a los rezagados. Resulta que hay mercadillo y no puedo resistirme a convencer a los demás para comprar una sandia que nos sabe a gloria mientras recogemos agua para continuar el camino. Para más sorpresa, mientras nos comemos la sandía delante de la iglesia, comienza a aparecer gente del pueblo a nuestro alrededor, por lo visto se va a celebrar una boda justo ahora y nosotros estamos en el medio. Recogemos las cosas y nos marchamos. Gran parte del grupo se separa y decide bajar por la calzada romana de Piornal para volver a casa dando por terminada la aventura. Los demás continuamos con la conquista.


Cuarta Conquista: Valdastillas. Realizamos la bajada, recorriendo la misma carretera que hemos subido anteriormente, hasta llegar a Valdastillas. La bajada es cómoda al ser por carretera y apenas encontramos tráfico. Llegados a Valdastillas y reagrupados nos encontramos con la sopresa de que, de nuevo, hay una boda. Uno de los invitados es el encargado de hacernos la foto de conquista. Otros dos compañeros se descuelgan del grupo aquí y deciden volver a Jerte, los demás continuamos hacia el Cabrero.


Quinta Conquista: Cabrero. El recorrido de Valdastillas al Cabrero lo realizamos por una carretera pequeña y, a pesar de ser un tramo de tan sólo 3km, se hacen bastante duros pues tiene un par de repechos con bastante pendiente. De nuevo me quedo solo en cabeza. Comienza a notársele el cansancio a más de uno. Pronto estamos delante de la estatua de la cabra que representa al pueblo. Foto de rigor y en marcha hacia Casas del Castañar.


Sexta Conquista: Casas del Castañar. El recorrido hasta Casas del Castañar no tiene mucho aliciente. Una pequeña bajada de poco más de un kilómetro une ambos pueblos. Nos reagrupamos en la fuente que hay frente al centro médico de Las Casas para la foto de rigor y nos ponemos rápidamente en marcha hacia el cruce con la carretera N-110 para cambiar de la umbría a la solana del valle y comenzar el temido y caluroso ascenso a El Torno. El grupo se reduce de nuevo pues algunos vuelven a casa. Los que continuamos ya no tendremos vuelta atrás.


Séptima Conquista: El Torno. Quizá la conquista más dura de la jornada. La subida, de unos 10km, se realiza completamente al sol y las altas temperaturas a las horas del medio día hacen mella en nuestros cuerpos. Me pongo a tirar desde el principio pues necesito llegar cuanto antes. Hace mucho calor. Sobran las gafas de sol. Sudo hasta empaparme totalmente y el agua que llevo para beber está completamente caliente. Empiezo a notar la falta de energías en las piernas y tengo que tirar de autoengaños para mantener el ritmo. En algunos tramos se nota un calor asfixiante y no corre nada de aire. Hago una pequeña parada "fisiológica" y aprovecho para sacar una foto a las estatuas del puerto de El Torno. Al pararme me pongo a chorrear sudor como si tuviese un grifo abierto en el cuerpo.


Continúo el caluroso ascenso por la larga recta que lleva hasta la piscina municipal de El Torno. Es un alivio cuando veo que ya sólo me queda llanear un poco hasta la cumbre. Al llegar me meto para el cuerpo un bidón completo de agua caliente con sales que me sabe a sopa con sabor a naranja. Poco después comienzan a llegar, con cuentagotas, los demás. Algunos ya vienen sufriendo los efectos del golpe de calor y la acumulación de kilómetros. Continuamos hasta la plaza del pueblo donde realizamos una parada para tomar algo un bar y reponer fuerzas. Algunos aprovechamos para comer un bocadillo, yo, de hecho, incluso me permito un helado. Después de un descanso más que merecido nos ponemos en camino hacia el Rebollar.


Octava Conquista: El Rebollar. Con agua fresquita, el estómago saciado y viendo cercano el final de nuestra aventura, recorremos la carretera que une El Torno con El Rebollar, una agradecida bajada con pequeños repechos de subida que nos deja rápidamente en el pueblo. Nuestra visita es corta, nos echamos una foto y continuamos el camino. 


Novena Conquista: Navaconcejo. El descenso a Navaconcejo lo realizamos por una pista asfaltada con una larga bajada inicial, pequeños repechos de subida y muchos llanos que va bajando poco a poco  hasta el pueblo. Nos reagrupamos y recorremos el paseo que acompaña al rio hasta la pasarela metálica que nos deja en el cordel. De nuevo, foto de rigor y a continuar. Los pueblos del Valle han sido conquistados pero aún hay que volver a casa. Continuamos por el cordel con dirección a Cabezuela por el margen del rio. En lugar de continuar pegados al rio, nuestros amigos de Cabezuela nos indican un nuevo paso con dos subidas cortas pero explosivas que nos hacen tener un último subidón de ácido láctico. Finalmente llegaremos a Cabezuela. Algunos exahustos.


Ya solo nos separan de nuestro destino unos pocos kilómetros hasta Jerte y llevamos muchas horas en camino. Sin entretenernos demasiado me pongo de nuevo en cabeza para tirar del grupo y llegar cuanto antes a Jerte. Recorremos el cordel, con algún trocito por carretera, para llegar al Centro de Interpretación de Jerte donde aprovechamos para cargar por última vez los botes de agua. La batería del GPS empieza a parpadear así que pongo rumbo a Jerte por Las Vegas sin esperar a nadie para terminar de grabar el track de la ruta.


Por fin llegamos a Jerte y, ¿Cómo no?, terminamos en la taberna tomando un refrigerio que nos sabe a gloria. Una última foto celebrando la conquista y una sonrisa en la boca por haberlo conseguido. Hemos llegado pocos al final pero ha merecido la pena. Me siento bien, con fuerzas aún para más. Estoy más que satisfecho pero es hora de descansar un poco. Al final han sido 94km, 5 horas y media pedaleando y 8 horas de ruta. Pronto volveremos a pasear nuestras bicis por Jerte pero mañana me esperan nuevas aventuras. 

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viernes, 17 de agosto de 2012

Subida a Castifrío desde Tornavacas:


Hoy tocaba sacarse, en parte, la espinita que teníamos pendiente con Castifrío. Después del intento fallido en nuestro duatlón de semana santa debido a la nieve, la fecha del segundo asalto, esta vez en verano, estaba marcada en rojo. Poco después de las 7:30 el Pérez y yo dejábamos el coche aparcado en Tornavacas frente a la pista donde comenzaba nuestra aventura. Poco después se nos uniría Javi.


La primera subida consistía en una pista encementada cerca del campo de fútbol de Tornavacas que desembocaba en un camino que nos llevaría, poco a poco, hasta la Cruz de Tornavacas, nuestro primer punto de referencia. Como a nosotros nos gustan las cosas a lo bruto, y ante la imposibilidad de encontrar el camino, decidimos meternos en una finca para alcanzar una pequeña trocha que vemos a lo lejos en la ladera. Perdemos algo de tiempo en saltar una alambrada y alcanzar un camino medianamente viable. Empezamos bien. Después de avanzar verticalmente por la ladera y saltar otra alambrada conseguimos llegar a un camino con algo más de uso que nos deja en una pista de saca de árboles. Más adelante recorremos un pequeño trozo de sendero que nos deja en otra pista y finalmente subimos verticalmente hasta lo alto del cerro. Por fin, después de unos metros de bajada, llegamos a la pista de La Cruz, cerca de la fuente y del desvío hacia la finca de la Garganta de San Martín. 


Recorremos la pista hasta encontrarnos con la cancela que da paso a la finca. Saltamos y seguimos el camino. Una pequeña confusión nos lleva de frente hasta un perro que nos hace retroceder. Continuamos subiendo por el camino correcto. Poco después llegamos a una calzada de piedra donde pastan las vacas de la finca. Tenemos un pequeño enfrentamiento con una de ellas. No debe hacerle mucha gracia nuestra intención de pasar por ahí y nos obliga a bajar hasta la garganta. Finalmente todo queda en un susto, la vaca se marcha y volvemos a la calzada. Por fin llegamos al "chalet” de San Martín. Aprovechamos para beber algo de agua, comer un poco y planear el asalto a Castifrío.


Nos ponemos en marcha de nuevo. El plan consiste en ascender un pequeño cerro con carabones no muy altos y, lo antes posible, alcanzar las enormes morrenas por las que vamos a ascender hasta la cima. Escuchamos una voz a lo lejos. Es Javi. Acaba de llegar al chalet. Después de otro pequeño susto con las vacas alcanzamos la zona acanchalada. Javi nos alcanza durante la subida y a partir de aquí continuamos los tres juntos.


Sobre nosotros un grupo de unas 20 cabras monteses nos dan la bienvenida a las faldas de Castifrío. En lo alto, desafiante, nuestra meta. La ascensión es bastante cómoda para hacerla saltando de canchal en canchal. Es larga y es dura pero vamos ascendiendo bastante rápido hacia la cima. 


Llegamos a una zona donde encontramos pequeños “aperitivos” de Castifrío. Grandes picos rocosos que se elevan sobre nuestras cabezas. Las cabras saltan detrás de cada canchal que vamos alcanzando. La subida se  hace aún más vertical. Poco a poco vamos alcanzando lo alto del cerro. Al fondo ya se ve Castifrío. Aún nos queda una última subida. Es algo más tendida pero ya se va notando la ascensión en las piernas. Hace bastante aire y la temperatura baja bastante. 


Por fin llegamos. En la cima recuperamos fuerzas y observamos las espléndidas vistas que tenemos delante. La Covacha al fondo. La Laguna del Barco a nuestros pies. Es momento de disfrutar y descansar un poco al resguardo del fuerte viento. Una foto y vuelta para abajo. A partir de aquí se me olvidó que llevaba encima la cámara hasta que llegamos de nuevo a La Cruz de Tornavacas.


El descenso lo hacemos dando un pequeño rodeo para evitar volver por los canchales. Bajamos por la ladera del cerro, peleando con el viento y saltando de piedra en piedra. Es una bajada algo incómoda pero más rápida y segura que volver por donde subimos. Pasamos por los canchales donde terminó nuestro anterior asalto a Castifrío. Esta vez no están cubiertos de nieve. Finalmente alcanzamos la vereda y la seguimos hasta encontrar el camino que nos llevará de nuevo, ladera abajo, hasta el puente del chalet. Es una bajada bastante técnica, con mucha piedra suelta y, de repente, empieza a notarse bastante el calor. Paramos en una fuente a repostar (es una pena ir con alguien como Javi, que te va informando de cada lugar por el que pasas, su nombre, sus caminos y destinos… y tener una memoria como la mía. Lo siento).


Por fin llegamos de nuevo al chalet. Paramos a beber de nuevo y a comer algo. Aprovechamos para charlar con los guardas y, después de un breve descanso, nos ponemos en marcha para reemprender el camino de vuelta. El tramo de calzada y la pista hasta el sendero que nos llevará hasta La Cruz se me hace eterno. La rodilla izquierda ya está dando guerra de nuevo. Aún así, llevamos un ritmo bastante bueno. Llegamos al sendero que recorre el bosque de robles de La Cruz. Vamos pasando por los claros donde se realiza la romería. 


Después de unos 5 o 10 minutos de sendero llegamos a la explanada de La Cruz. Iniciamos una bajada bastante vertical por distintos senderos hasta llegar a la pista de cemento y la seguimos hasta la fuente donde dejamos el coche en Tornavacas. Nos despedimos de Javi y nos refrescamos un poco antes de volver a Jerte.


Esta mañana nos hemos quitado parcialmente la espinita de Castifrío. Aún queda pendiente una subida desde Los Pinos, frustrada por la nieve del invierno. Hemos disfrutado de un espléndido día de montaña, de subidas bastante duras y de un desnivel más que aceptable y hemos descubierto infinidad de caminos y trazados para disfrutar en Tornavacas gracias a Javi. Mañana toca recorrer todos los pueblos del Valle del Jerte con la bici, es día de conquista. A disfrutarlo!

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jueves, 16 de agosto de 2012

Entrenamiento salmantino:


Uno no tiene siempre la posibilidad de practicar en montaña y, lamentablemente, al vivir en una ciudad como Salamanca, las opciones de entrenar a diario se reducen a carreras por asfalto o, en su defecto, tiradas por pistas de zahorra rodeadas de campos de cereales. Encontrar un árbol, una cuesta medianamente larga o pendiente, un arroyo o una mínima sombra se convierte en algo extremadamente complicado. No es momento de echar de menos nuestra maravillosa reserva natural o los alrededores de Jerte. Hay que entrenar y hay que conformarse con lo que uno tiene cerca. Ayer tocaba uno de los recorridos que suelo hacer para evitar asfalto (a veces hasta me quita las ganas de salir). El recorrido une Salamanca con Aldeatejada mediante una pista de zahorra. Cuenta con el aliciente de un par de repechos medianamente largos y muy pendientes en un pequeño teso recorrido por un sendero de cierta tecnicidad. No es gran cosa pero me sirve para quitar un poco el mono de rocas y piedras sueltas.


Ayer fué día de fiesta y amaneció lloviendo. No me apetecía mojarme por la mañana y cambié el entrenamiento para la tarde. Convencí a Marga para que me acompañara con mi bici (hacía mil años que no cogía una bici pero pronto le pilló el tranquillo de nuevo) así yo podría llevar un ritmo más alto y constante y podríamos alargar la tirada, además le serviría para hacer algo de piernas y nos permitiría llegar más lejos hasta una zona algo más técnica de lo habitual en los alrededores de Salamanca. Comencé a grabar el recorrido al pasar el puente romano puesto que dentro de la ciudad el GPS no pillaba bien los satélites y aprovechamos para ir calentando motores y para que Marga cogiera confianza de nuevo con la bici. 


Una vez cruzado el puente romano atravesamos un parque y unas pistas deportivas y nos metemos directamente en el camino de zahorra que recorre la parte trasera del barrio del Zurguén. El camino es bastante llano, ancho y cómodo para correr y para la bici. A la izquierda hay un pequeño cerro y varios senderos que suben y bajan por él y que, habitualmente, utilizo para practicar subidas y bajadas. Son cortos pero con bastante pendiente. Seguimos hacia adelante hasta llegar a un tramo asfaltado con una rotonda que sirve de unión con la pista que lleva hasta Aldeatejada cerca del Polígono Industrial del Montalvo.


A partir de aquí el campo charro se ofrece en su máximo esplendor. La pista es bastante recta, llana y rodeada de pasto seco a ambos lados. Ninguna sombra, pocos montículos de mínimo desnivel y kilómetros y kilómetros de repetitivo paisaje. Aprovechamos para sacar algunas fotos para amenizarlo un poco. Cruzamos un par de pequeños túneles bajo la carretera y la autovía y entramos en terreno de Aldeatejada. El camino se vuelve un poco más técnico y desnivelado pero sin salirse de lo habitual.


Llegamos a una cruz de peregrinos que marca el paso del Camino de Santiago en el Teso de las Zorreras, ya casi en Aldeatejada. Esta es la zona que más me gusta del recorrido. Hay una bajada medianamente técnica, una pequeña pero muy pendiente subida y un estrecho sendero que recorre el teso, rodeándolo, con vistas al pueblo desde su cima. Hay también un par de cuestas totalmente rectas, técnicas y con bastante pendiente, de unos 100-200m de longitud en las que entrenar subidas y bajadas. Es lo más parecido a la montaña que voy a encontrar así que es una de mis zonas favoritas para entrenar.


Pasamos un buen rato sacando fotos. Bajo hasta la parte baja para subir la cuesta más larga un par de veces. Luego vamos hacia otra cuesta menos pendiente, pero más técnica, en la que entretenemos gran parte del tiempo que estaremos en Aldeatejada. Pierdo la cuenta de las veces que bajo y subo esa cuesta sacando fotos de bajadas y subidas, de saltos y de rocas. Es la parte divertida del entrenamiento.


Se va haciendo tarde y decidimos volver. Terminamos de recorrer el sendero que atraviesa el teso. La parte final es algo más técnica y ofrece bonitas vistas del pueblo. Pasa por encima de las pistas deportivas de Aldeatejada y termina bajando por una zona arbolada que nos deja en sus calles. Atravesamos el pueblo y pasamos por la puerta de mi antiguo trabajo. Volvemos a la pista de zahorra. Un kilómetro más adelante tomamos un desvío que nos lleva por otra pista, de nuevo, hasta la cruz de los peregrinos. 


A partir de aquí recorremos de nuevo la pista que nos lleva hasta Salamanca. El sol empieza a irse pero hace bastante calor. Recorremos unos cuantos kilómetros hasta llegar de nuevo a la parte trasera del barrio del Zurguén. Aprovecho para darme una última alegría y subir una cuesta que une el arroyo con la parte trasera del barrio. Es una cuesta corta pero muy pendiente, de arena suelta y totalmente recta. Las zapatillas que llevo no son las más adecuadas y, a mitad de camino, comienzo a resbalar y me toca terminar subiendo a gatas. Era de esperar. Después de la subida la bajada y de nuevo al camino que nos llevará hasta el parque que hay al cruzar el puente romano. 

Apago el GPS y sigo corriendo hasta casa. Al final hemos tardado más de lo que esperábamos pero hemos tenido una tarde entretenida. No es que sea el paisaje de mis sueños, de hecho no me gustan los campos de la meseta, pero puedo decir que ayer he disfrutado de los caminos y tierras salmantinas. Espero tener muchas tardes como esta. 

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